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Cuando llega el verano y las altas temperaturas, sobre todo cuando el calor extremo, nuestro coche se puede ver afectado y sufrir más, que en otras épocas del año.
El rendimiento del motor puede disminuir, y perjudicar al rendimiento del vehículo.
Si las temperaturas superan los 35ºC, el motor del coche puede perder hasta cinco caballos y el aumento de consumo de combustible puede ser bastante notable.
Los motores introducen aire en los cilindros para quemar el combustible, cuando el aire es muy caliente contiene menos oxígeno, por lo tanto el combustible tarda más en quemarse y el rendimiento baja.
Los motores con turbo necesitan más aire, con lo que la pérdida de potencia en este tipo de motores puede ser mucho más alta.
Pero no solo el motor se ve afectado por las altas temperaturas; los frenos, los neumáticos, la batería, la pintura de la carrocería e incluso el interior del vehículo puede sufrir grandes daños.
Los frenos: con las altas temperaturas los frenos sufren sobrecalentamiento. Cuando frenamos las pastillas de freno y el disco se calientan, si a esto le añadimos las altas temperaturas el coche puede frenar menos e incluso pueden llegar a deformarse los discos de freno.
Los neumáticos también se ven afectados por las altas temperaturas de la carretera, por lo que, se debe comprobar muy a menudo la presión, ya que si, es demasiado baja, hará que los neumáticos rocen más con el asfalto y se calienten más, afectando directamente a la eficacia del frenado.
La batería: la batería es uno de los componentes más delicados de nuestro coche. Las condiciones climáticas extremas, son un gran enemigo de esta pieza de nuestro vehículo. Las grandes temperaturas hacen que el ácido se evapore y la batería puede dejar de funcionar.
Pintura de la carrocería e interior del vehículo: A la hora de aparcar nuestro coche, lo más recomendable es que lo hagamos a la sombra, así le protegeremos y evitaremos un deterioro prematuro, no solo del exterior, sino también del interior.
En el mercado existen muchos tipos de fundas para proteger la carrocería de nuestro vehículo, para cuando no tenemos más remedio que dejarlo aparcado a la intemperie.
Pero no olvidemos que también es importante proteger el salpicadero, el volante, los asientos etc.
Es muy recomendable que antes de iniciar un largo viaje, tu coche pase por una revisión, así te asegurarás que las piezas más importantes de tu vehículo; como los frenos, filtros, neumáticos, iluminación, dirección, están en orden y no te llevarás ninguna sorpresa desagradable.