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En la actualidad, utilizar el coche se ha convertido en un componente esencial de nuestra rutina diaria. Pero, cómo ya hemos hablado en otras ocasiones los automóviles necesitan un mantenimiento adecuado para funcionar correctamente y evitar averías que puedan resultar costosas o incluso peligrosas.
A pesar de que los vehículos modernos incorporan tecnologías avanzadas, ninguno coche está exento de enfrentarse a posibles averías, y en algunas ocasiones se producen fallos que escapan a nuestro control y que nos obligan a llevar el coche al taller.
Por esta razón, familiarizarse con las averías más comunes en los automóviles se vuelve crucial para poder mantener nuestra seguridad y comodidad.
Las averías más frecuentes en los coches pueden variar significativamente en función de la marca, modelo y antigüedad del vehículo. Cada vehículo presenta sus particularidades, y entender las distintas averías que pueden surgir contribuye no solo a un mantenimiento más efectivo, sino también a la capacidad de reaccionar adecuadamente ante imprevistos.
¿Sabes cuáles son las averías más frecuentes en los coches?
La batería: es la causa principal de las averías de coches, sobre todo en los que tienen varios años de uso. La batería se puede descargar por algunos motivos como, el frío, por dejar las luces encendidas o por un mal funcionamiento del alternador, pero también por los años de uso. Para evitarlo, se recomienda revisar el estado de la batería cada año y cambiarla cuando sea necesario.
Los frenos: son uno de los sistemas más importantes para la seguridad del coche y también uno de los que más se desgastan por el uso. Los discos, las pastillas y el líquido de frenos pueden perder efectividad y provocar una frenada insuficiente o irregular. Para evitarlo, debes estar atento a la respuesta de tu coche cuando frenas y revisar el estado de los frenos cada 10.000 km. No olvides la importancia de cambiar el líquido de frenos, con el tiempo puede perder sus propiedades, lo que puede afectar negativamente al rendimiento del sistema de frenado. Por esta razón, es importante cambiar el líquido de frenos periódicamente, según lo recomendado por el fabricante del vehículo. El intervalo de cambio puede variar según el tipo de vehículo y el uso que se le dé, pero en general se recomienda cambiarlo cada 2 años o cada 40.000 kilómetros.
Los neumáticos: son la parte más expuesta del coche y sufren un desgaste constante. Un pinchazo, una presión incorrecta o una alineación deficiente pueden provocar problemas de seguridad y de rendimiento. Po lo que debes tener muy presente que, el mantenimiento de los neumáticos es crucial para tu vehículo. Unos neumáticos en buen estado te ayudarán a mantener el control de tu coche, incluso en condiciones meteorológicas adversas. También te ayudarán a ahorrar combustible y a reducir las emisiones de CO2.
Para evitar problemas con tus neumáticos
- Revisa la presión con regularidad y ajústala según las recomendaciones del fabricante.
- Inspecciona los neumáticos en busca de signos de desgaste, como grietas, bultos o cortes.
- Equilibra los neumáticos para evitar vibraciones y mejorar la estabilidad.
- Cambia los neumáticos siempre que sea necesario.
Los problemas eléctricos: los sistemas eléctricos de los acoches son un conjunto de componentes que proporcionan energía eléctrica al vehículo y a sus accesorios. Estos sistemas incluyen, la batería, el alternador, el motor de arranque, los fusibles, etc. Los coches actuales tienen cada vez más sistemas eléctricos que pueden fallar por diversos motivos. Los problemas eléctricos pueden afectar a elementos como la iluminación, el cierre centralizado, el elevalunas o el airbag. Si detectas alguna anomalía en alguno de estos elementos no esperes, intenta solucionarlo lo antes posible.
El motor: es el corazón del coche y también uno de los que más averías puede sufrir. El motor puede fallar por falta de aceite, por una mala combustión, por una fuga de refrigerante, por una avería en la bomba de inyección, etc. Un motor averiado puede provocar una pérdida de potencia, un sobrecalentamiento o una avería grave. Para evitarlo, debes revisar el nivel de aceite y de refrigerante periódicamente y cambiarlos según las indicaciones del fabricante.
El embrague: es el sistema que permite cambiar de marcha y regular la velocidad del coche. El embrague se puede desgastar por un uso excesivo o incorrecto. Un mal funcionamiento provocará dificultad para cambiar de marcha, si notas un ruido al pisar el pedal o una vibración en el volante es el momento de revisarlo. Para evitar problemas con el embrague de tu coche, es importante cambiar de marcha de forma suave y progresiva. Cuando no estés cambiando de marcha, quita el pie del embrague, esto ayudará a evitar que el embrague se desgaste prematuramente.
Si sigues estos consejos, podrás alargar la vida útil de tu coche y evitar problemas mayores. Recuerda que también es importante pasar la ITV cuando corresponda y llevar el coche al taller ante cualquier síntoma de avería. Así, podrás disfrutar de tu coche con seguridad y tranquilidad.